martes, 8 de diciembre de 2009

Aminatou Haidar o la vergüenza de ser español

Lo malo de no hacer bien las cosas es que las chapuzas  antes o después se acaban rompiendo por algún lado, y arreglarlo entonces se convierte en algo con diferencia más complicado. Un ejemplo muy gráfico que me viene a la mente es ese suelo barrido una y otra vez, donde toda la porquería pasa a bajo la alfombra. Un día bajo esa alfombra no cabe una mota de polvo más, y un simple paso hace que reviente y ponga de mierda hasta el cuello cuanto la rodea en diez metros a la redonda.


En 1975 España le dio la espalda al Sahara y su gente por aquello de no nos hace falta aquello y aquí tenemos con qué entretenernos, dejando en bandeja de plata el terreno a Marruecos y Mauritania, quienes a base de  Marcha Verde y anhelos soberanistas dijeron aquí mando yo ahora, y si no te gusta el desierto es muy grande.



Nadie termina de comprender por qué España no plantó cara en 1975, así como por qué se lava las manos y dice hacemos cuanto se puede cada vez que el tema sale a la palestra. Lo malo es cuando surgen casos como el de Aminatou, que aparte de sacar el tema, recuerdan que hay asignaturas pendientes, y que basta ya de pasar de curso con cosas suspensas. Pero tal y como se esperaba el Gobierno de turno en general y el Ministerio de Exteriores en particular están teniendo ocasión de lucirse y solucionar el incidente como todo buen español espera que se haga: barriendo por encima y metiendo la porquería bajo la alfombra, como de costumbre.




Aminatou Haidar, activista saharaui, ha pasado de hacer simplemente ruido a copar el inicio de informativos de televisión y ser portada en diarios nacionales. Y todo de la forma más simple y pacífica posible: no haciendo nada contra nadie y llevando a cabo una  huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote desde el 15 de noviembre que, a unos cuantos, a ambos lados del estrecho empieza a tocar las narices.



Por la parte española, Moratinos suda tinta entre el caso de Haidar, Gibraltar y sus aguas y el secuestro de los cooperantes en Mauritania, diciendo que se está haciendo cuanto es posible -¿alguien lo dudaba?-. Ahora a Exteriores les parece lo más sensato que Haidar se deje de rollos, abandone la huelga, y acepte la nacionalidad española. Todo sea por llevarnos bien con nuestros amiguitos del turbante -alianza de civilizaciones y besitos en la boca para todos-. Desde Europa no se mojan más que lo mínimo y, cual mosca cojonera, como siempre, consideran la historia como una chiquillada que ha de terminar sin buenos ni malos y cuidando que el estado de salud de esta mujer no empeore. Marruecos se permite tranquilamente chatajearnos con que les dejemos en paz y nos comamos nosotros la historia con patatas, o de lo contrario nuestras "buenas relaciones" se podrían trastocar, amenazando con no cooperar en asuntos de tráfico de drogas, terrorismo e inmigración. Ole. Como vuelvan a multarme al volante exigiré al caballero que retire la multa o no volveré a detenerme en un semáforo en rojo. Ahora resulta que el pais alauita no está cumpliendo con su obligación, sino que se trata de un favor de tu a tu. Por majos.

Por su parte, el Frente Polisario, harto de que se les mangonee durante décadas y en vista de que los implicados consienten en ver a Haidar bajo tierra mientras se pasan la pelota, está avisando  que más vale que Haidar vuelva y además viva.


En vista el estado de salud de Aminetu y de la magnitud del asunto, es probable que el desenlace se produzca en pocos días. Veremos cómo.


Si alguien se anima a profundizar en el tema, en la página de Sahara Libre tenéis mas información, pudiendo además firmar el manifiesto de apoyo a Haidar.







1 comentario:

  1. Y me temo que el culebrón no ha terminado -no hablemos de la cuestión de la independencia del Sáhara-. Me parece que Marruecos ha escogido el menos malo de los males para acallar a los medios, pero a saber ahora las represalias que pueden tomar contra esa mujer en cuanto la cosa se calme.

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