domingo, 23 de mayo de 2010

Conformistas

Es más cómodo. Más sencillo. No te creas problemas con nadie. Ni tan siquiera con tu perra conciencia. Así son las cosas, dicen unos; son estos los designios divinos, piensan otros. Pero la conclusión final es la misma: esto nos toca, a ver qué le vamos a hacer. Es fácil comprobarlo en cualquier parte. Echando un vistazo en cualquier rincón de la piel de toro, mirando aquello que anda sin resolver, observando aquello que podría -o debería- ser de otra forma. Pero, bueno, da igual. Esto es lo que tenemos.

Lo pensaba el otro día en el autobús, a partir de las palabras de una pasajera de unos cincuenta años. "Me han cobrado no sé cuánto de luz, los muy ladrones. Y todo el mundo está igual, Hermínia, todo el mundo. Pero, hija mía, a ver. Como nos callamos, pues lo siguen haciendo. Protestarles, no pagar, o cualquier otra cosa, no servirían más que para crear más problemas, mira. ¿Y si te cortan la luz, qué haces?." Con el apaño que me hace, tal vez pensaría la mujer.

Y de la misma manera, así nos vemos con el resto. Se nos llena la boca de palabras, de fundadas y razonables quejas; nos indignamos hasta el infinito, y cuando la masa enardece, ya sea en una manifestación de estas que tan de moda están ultimamente, en un bar, una una reunión vecinal a las puertas del bloque, en un autobús urbano, hasta parece que la cosa pueda cambiar, que el problema se arregle. Que se haga justicia y los malos paguen. Pero no. Disuelta la manifestación, cada uno a en su casa y Dios en la de todos. La rutina y tranquilidad diluyen la efervescencia de nuestra indignación, y seguimos tragando y pagando con lo que nos echen. Que lo arreglen los politicos esos, oye, que para eso se les elige. 

Lo malo es que quienes mandan -aquí cada cual que ponga a quien le parezca: grupos políticos, sindicatos, megaconstructoras, ladrones de guante blanco bancos, multinacionales varias...- no van a hacer nada, oiga, nada, en beneficio de usted ni de nadie, si no supone para ellos algún tipo de incentivo. Si la cosa se tuerce, como está ocurriendo en los últimos tiempos, vuelven a meter en su caja fuerte lo que por ley les pertenece, y este modelo rancio y absurdo de economía basada en el derroche se va al carajo. Ellos dejan en el BBVA el dinerillo para ir tirando, y el grueso lo mandan a suiza o a las Caimán, a salvo del chaparrón.

Dicen que ningún tiempo pasado fue mejor, y no voy a ser yo quien demuestre lo contrario, pero sí que es cierto que una revuelta como la de Aranjuez en 1808 -impensable hoy día- y una guillotina a la antigua usanza en la Puerta del Sol, nos vendrían de escándalo para poner orden en el gallinero.

2 comentarios:

  1. Esto como todo en este pais se arregla con fuego. Porque no le dan la gana de aprender.

    ResponderEliminar
  2. Por tierras hispalenses he odio mucho aquello de "por mi que salga el sol por Antequera". La vida es así. Nadie hacemos nada por miedo a ser los únicos y así nos va.

    ResponderEliminar