viernes, 1 de octubre de 2010

Una de poesía Sabiniana

Un lustro tardaron sus versos en serme conocidos. El maestro Sabina, en su encierro clerical falto de sustancias tras el marichalazo que casi lo postra de por vida tuvo a bien echar a la calle unos cuantos versos sin acompañamiento musical -alguno forma parte de canciones, pero no recuerdo cuales- bajo el título Ciento volando de catorce.
A falta de empaparme el texto entero, dejo por aquí a modo de vidicación dos de esos poemas que para este narrador de gramática parda tienen su encanto:

¿A QUIÉN HAY QUE MATAR?

A menudo lo noble no es lo bello
ni el camello peor el más barato,
calizas son las manos de Pilato,
de ceniza el tumor de tu cabello.

El caballero la prefiere tonta,
las mademoiselles nos quieren poderosos,
así que, monta tanto - tanto monta,
hombre y mujer... qué atajo de tramposos.

¿Golfa, hermosa, ilustrada, casadera?
¿a quién hay que matar? no lo permita
la ermita de las pecas del pecado.

Mejor hacerse fraile o tortillera
que encoñarse con una serranita
que te devora sin probar bocado.


...érase una vez un génio de Úbeda invocando a su mismo personaje de la obra de otro génio ubetense, El jinete polaco de don Antonio Muñoz Molina...

EL PRIMOGÉNITO DEL COMISARIO

El primogénito del comisario
Florencio Pérez, pulcramente gana
su jornal de curtido funcionario
y el benjamín nos ha salido rana.

Mágina los subleva y los anida,
la vida los abreva y los destrona,
los hijos crecen, uno por herida,
octubre escuece porque no perdona.

¿Raíces? si te he visto no me acuerdo,
¿familia? bien, quitadme las esposas,
¿nostalgia? de las uvas que me pierdo,

¿cansancio? de quererte y no quererte,
¿adicción? a las curvas peligrosas,
¿ganas? de lo contrario de la muerte.

1 comentario:

  1. A ver si pronto podemos disfrutar juntos de un concierto del maestro. Preferiblemente de un acústico en cualquier sala con poco público y mesas para escucharlo mientras se disfruta de una copa en buena compañía.

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