martes, 31 de enero de 2012

Amanece en este mundo raro

Amanece como cada día en este mundo raro. Amanece y en el vacío de la oscuridad cegada por las cortinas una alarma avisa de la necesaria crueldad de enfrentarse a un nuevo día. De la radio desembocan notas difusas, acordes que probablemente no he oído en mi vida y que tal vez no vuelva a oír, cuánta música para escuchar en tan poco tiempo.

jueves, 19 de enero de 2012

La muerte desde dentro

El chasquido de las tijeras da paso a la conversación, peluquería de barrio, corte para caballeros, atendida por cuatro mujeres. Pronto las palabras derivan hacia el reciente entierro, ayer tarde mismo, poco más de cincuenta años de vida cortado en menos de quince días. El tumor estaba tan extendido, cuenta la mujer, que no pudieron hacer nada al encontrarlo. Cuando empezó a manifestarse fue demasiado tarde.

viernes, 13 de enero de 2012

Un regalo

(Texto escrito para el 2º Encuentro del grupo literario)

Ha tomado el paquete con sumo cuidado, pues pareciera que una simple mirada pudiera deteriorarlo. Estudia la forma, el peso, los detalles impresos sobre el papel que cuidadosamente lo envuelve. No se decide a abrirlo, pues aún no termina de creerse el destinatario de lo que lo que sus manos sostienen, que alguien pudo comprarlo o tal vez elegirlo de entre sus pertenencias pensando en él, alguien que debió sufrir la fatal pregunta: ¿le gustará?

sábado, 7 de enero de 2012

Escribo

(Siguiendo la estela dejada por mis compañeros del grupo literario en sus blogs respectivos, reproduzco aquí el texto escrito con motivo del primer encuentro, celebrado el pasado miércoles 21 de diciembre)

Escribir. Unir palabras, mezclar sus significados para que representen sobre el papel lo que no dejan de imágenes mentales, percepciones, sentimientos. La escritura como medio de supervivencia, de huída hacia delante, de salvación.

jueves, 5 de enero de 2012

En la noche de Reyes

Una de las cosas que con el paso del tiempo más tiende a envidiarse de la propia infancia es la facilidad con la que un mínimo aliciente se convertía en el objetivo que justificaba la propia existencia. Cada cinco de enero se transformaba entonces en una insoportable cuenta atrás, en un anhelo de ese mañana que parece alejarse vengativamente como solo saben hacerlo esos momentos que uno ansía con ardua desesperación. Momentos que el envilecimiento y la desilusión propia del paso de los años hacen decrecer a menudo por debajo de lo conveniente.

domingo, 1 de enero de 2012

Un año más a la espalda

Salgo a la terraza después de una ducha que me arranca el cansancio del largo paseo, y me sorprende el viejo aroma en el aire de los antiguos domingos por la tarde, cuando toda la familia se arreglaba para salir a tomar algo como cierre al fin de semana. Va cayendo el sol en este primero de enero que posee el doble sentido del año nuevo y del cumpleaños. Veintiocho, cifra peculiar, redonda, tan distinta aunque tan próxima de ese veintisiete que contaba hasta ayer.