Geografía de una tarde atípica de noviembre. Trabajo atrasado que pospone la hora de salida, urgencia de acudir a la estación mientras la vista se dirige nerviosamente al reloj, un cabello blanco reconocido desde la lejanía, bajo el sol de un medio día cálido de otoño indeciso, un abrazo agradecido en la distancia del tiempo aunque con un matiz de extrañeza o desenfoque, de suceso acontecido fuera de lugar.
Un gesto que predice un infortunio, Tantos libros viejos por leer,
una mirada que enamora al descreído, tanta lucidez al borde del vacío,
un amanecer desvelado entre alcoholes, tantas vidas que vivir en una sola,
un personaje inventado por descuido. tanto tiempo debo que no es mío.
Desde la absurda sinrazón. Desde la cruda realidad. Desde la misma vida.