martes, 28 de junio de 2011

Janis y John, un salto a los setenta

Anoche pude disfrutar de una sesión de cine en televisión como solo es posible desde que en La 2 dejaron a un lado el absurdo modelo de financiación mediante bombardeo publicitario cada quince minutos. La película en cuestión fue Janis y John, la resurrección de dos mitos en circunstancias... curiosas.

lunes, 27 de junio de 2011

Retorno a Mágina

Durante el último mes y medio he cambiado de personalidad. He cambiado de nombre y de origen, de trabajo y de mujer. Durante este tiempo no me he llamado Pedro sino Manuel, y mis primeros años no habrán transcurrido en un valle perdido en los confines de la sierra de Segura, sino que los recuerdos de mi infancia y juventud pertenecerán a otro lugar de la provincia llamado Mágina,

domingo, 26 de junio de 2011

Crisis, bancos, gobiernos, préstamos... Hagan sus apuestas, señores!

En uno de los pocos oasis de sentido común que se pueden encontrar la red llamado Kriptopolis he encontrado el siguiente video. Os animo a verlo (está subtitulado, así que no me vale aquello de yo de inglés ando justito). A ver cómo se os queda el cuerpo.

martes, 21 de junio de 2011

Aviones plateados, El último de la fila

Yo tendría dos años y probablemente no sabía ni andar... y ellos ya creaban canciones como esta, por la que parece que no ha pasado tanto tiempo. Del disco Enemigos de lo Ajeno, 1986. Sin ser un forofo de El último de la fila, reconozco que esta canción me apasiona.

lunes, 20 de junio de 2011

Un cumpleaños

Me acaba llamando él, casi a medio día, después de que intentara localizarlo por teléfono sin fortuna en un par de ocasiones a lo largo de la mañana, en las cuales la mísma sórdida voz femenina me avisa de que he caído en la telaraña del contestador automático. Me llama cuando casi he olvidado volver a llamarlo, cuando da por terminadas sus tareas de entretenimiento dominical, auyentado imagino por el calor de un verano que llega con fuerza y por adelantado, y se decide a ducharse y a invertir lo que queda hasta la hora de la comida en unos de sus escasos pasatiempos.

miércoles, 15 de junio de 2011

Arturo Pérez Reverte. El sonido de aquellas teclas.

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EL SONIDO DE AQUELLAS TECLAS

La semana pasada mencioné las viejas máquinas de escribir. Dije que conservaba dos en casa, aunque en realidad son tres. La tercera es una antigua Underwood con la que no escribí nunca, aunque se encuentra en perfecto estado; y las otras, dos recias y fieles Olivetti: la Línea 98 y la portátil Lettera 32. A éstas les tengo especial afecto por razones distintas. Con una escribí, tachando con las letras x y w y corrigiendo a mano cada folio, mis tres primeras novelas. La otra conserva su funda original, en la que hay dos viejas pegatinas: una con el nombre del diario Pueblo y otra con la frase I love Beirut, confesión pintoresca si consideramos que la pegué allí durante la batalla de los hoteles de 1976. Y esa abollada carcasa, que protegió la máquina en viajes y sobresaltos diversos, tiene en la parte interior, escrita a bolígrafo, una frase que resume los veintiún años que anduve como reportero dicharachero de Barrio Sésamo: Todos los días puede conmemorarse el aniversario de alguna barbaridad.

jueves, 9 de junio de 2011

Antonio Muñoz Molina. Preguntar cuánto.

Pedimos algo, una cerveza o una entrada de cine o medio kilo de boquerones, y preguntamos, “¿Cuánto es? Se me ocurre que una forma de activismo modesta y necesaria puede ser llevar esa pregunta a cualquier bien público que nos ofrezcan o que reclamemos, o que veamos que se destroza o se malbarata.

lunes, 6 de junio de 2011

Conciliación de la vida laboral con la vida personal y otras patrañas del mundo moderno

Dos semanas han pasado desde la última vez que pude escribir y publicar algo. Y es que en estos días, especialmente la última semana, el desbarajuste a mi alrededor ha sido lo único que iba bien, especialmente en el trabajo, donde la habitual jornada se me quedaba corta y raro era el día que podía salir, más o menos, a la hora establecida. Aunque en cualquier caso la hora de salida da igual: la implicación mental en el asunto llega hasta tal punto que tratar de aprovechar cualquier resquicio para otra cosa era prácticamente una tarea inútil.