Preparo el desayuno acompañado de la radio como cada mañana, cuando me sorprenden con una interrupción poco habitual, llevada de la mano por palabras teñidas de abatimiento: Steve Jobs, confundador de Apple, ha fallecido finalmente a los 56 aaños a causa del cáncer de páncreas que ya venía padeciendo desde mediados de la pasada década.
La noticia venía acompañada de un breve repaso a su biografía, destacando su carácter a menudo complicado, lo que le llevara a ser expulsado de la compañía 1985, si bien se reincorporaría en 1997. No es descabellado atreverse a asegurar que el imperio Apple no habría sido lo mismo sin él.
Google ha sido particularmente austero y formal en la mención a la muerte. Un nombre seguido de dos años, nacimiento y muerte, enlazado a su vez a la web de Apple, donde una imagen, un nombre y ambos años sirven como homenaje y cierre a toda una trayectoria. Toda una vida.
Este rincón de la red ha ido tomando buena parte de su forma a lo largo de sus dos años de vida a través de un MacBook. Nunca he sido partidario de una vida digital tan intensa como la que Steve profesaba, pero no por ello puedo restar mérito a su labor ni consideración a la valía de cada uno de los dispositivos que han visto la luz gracias a su labor.
Sirvan estas palabras como homenaje y recuerdo a su genio creador.
Hasta siempre Steve.
La noticia venía acompañada de un breve repaso a su biografía, destacando su carácter a menudo complicado, lo que le llevara a ser expulsado de la compañía 1985, si bien se reincorporaría en 1997. No es descabellado atreverse a asegurar que el imperio Apple no habría sido lo mismo sin él.
Google ha sido particularmente austero y formal en la mención a la muerte. Un nombre seguido de dos años, nacimiento y muerte, enlazado a su vez a la web de Apple, donde una imagen, un nombre y ambos años sirven como homenaje y cierre a toda una trayectoria. Toda una vida.
Este rincón de la red ha ido tomando buena parte de su forma a lo largo de sus dos años de vida a través de un MacBook. Nunca he sido partidario de una vida digital tan intensa como la que Steve profesaba, pero no por ello puedo restar mérito a su labor ni consideración a la valía de cada uno de los dispositivos que han visto la luz gracias a su labor.
Sirvan estas palabras como homenaje y recuerdo a su genio creador.
Hasta siempre Steve.
Requiem por la muerte del creador de "los cacharros del pero".
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