martes, 22 de febrero de 2011

Die welle: porque la historia siempre puede repetirse.

Anoche volví al Cine Cervantes después del trabajo como ya hiciera en los dos lunes anteriores, y tuve ocasión de ver una obra maestra que hizo justicia tanto a lo que había leído al respecto como a los comentarios de varias personas que me instaron a verla.



"Macht durch Disziplin,
macht durch Gemeinschaft"


"Fuerza a través de la disciplina,
Fuerza a través de la comunidad."


Por nada del mundo hubiese querido estar en el pellejo de Ron Jones, profesor de historia de un instituto de Palo Alto (California) que 1967 llevó a cabo un experimento con sus alumnos al que denominaron “La Tercera Ola”, experimento que se le fue de las manos –no en vano está demostrado que en una serie de olas, la tercera es la más destructiva—. Esta sirvió de base años más tarde para la novela de Todd Strasser -bajo el pseudónimo de Morton Rhue- "La ola" y en el año 2008 para el filme del que voy a hablar hoy, La ola (Die welle, Dennis Gansel).

El punto de partida del experimento de clase arranca en ambos casos, realidad y filme, de un punto muy similar: Cómo fue posible que un pueblo técnica y socialmente avanzado como el alemán acabara llevando a cabo uno de los procesos de exterminio más impensables del siglo XX. A esta pregunta seguía una afirmación: ahora mismo no seríamos capaces de hacerlo, porque la mentalidad ha cambiado y la gente ha aprendido. Ahí comienza todo.

La película nos presenta un instituto de secundaria del Berlín actual. Los alumnos conforman la mezcla habitual: jóvenes procedentes de familias de clase media-alta, unos muestran interés, otros pasan del tema, y no faltan el cachondo y el que por problemas en casa se mueve entre individuo acomplejado y depresivo. El profesor Reiner Wegner pone en marcha el experimento como parte de un proyecto acerca del concepto de autarquía para hacer comprender a sus alumnos que con independencia de muchos factores que parecen inamovibles cualquier grupo social dirigido de una determinada forma es capaz de llevar a cabo cualquier acción.

Durante el experimento, que dura los cinco días de una semana, el profesor Wegner empieza imponiendo una serie de normas básicas de conducta en clase, como sentarse correctamente, levantarse para hablar, pensar bien cada comentario y decirlo con seguridad y sin dudas. Los alumnos van identificando y comentando rasgos propios de un sistema autárquico al tiempo que lo interiorizan más allá de donde ellos mismos creen. De esta forma pasan a vestir todos de la misma forma y diseñan un logotipo y un saludo con los que identificarse y saludar. Algunos padres ven desde el primer momento poco ortodoxos algunos de estos detalles. Esto probablemente redundaría más tarde, aunque eso se sale de la película y constituye una opinión propia, en comentarios por parte de padres y otros profesores del tipo "ya sabía yo que algo raro pasaba ahí" o "siempre pensé que ese profesor traería problemas". Este detalle me llamó la atención especialmente, aunque no constituía el eje de la película.

Al tercer día ya se encuentran identificados con un líder -her Wegner-, un emblema, un uniforme, un saludo y unos principios. Algunos alumnos se alzan en contra, pero son ignorados considerando que se oponen a la unidad del grupo. Alumnos de otros cursos y de distintas edades empiezan a simpatizar con La ola y se unen al movimiento, al tiempo que otros grupos sociales son repelidos por atentar contra los principios o los miembros del movimiento. Dos días más tarde el profesor decide acabar con el experimento, al comprobar que los alumnos han asimilado La ola hasta extremos poco deseables, algo que no gustará a estos.


El final, del que solo quiero comentar un par de detalles, es impresionante. El profesor entra en la gran sala, y tras este va la cámara. De esta forma el espectador ve como si se tratara del mismo Wegner la masa de jóvenes vestidos de blanco perfectamente agrupados, probablemente varias decenas más de las que inicialmente se apuntaron a su clase para el proyecto sobre autarquía. El segundo apunte que quiero hacer sobre los últimos minutos versa sobre el cuadro que representan alumnos y profesor cuando este habla, con el tono y la disciplina de una arenga militar, y que sin mucho esfuerzo trae a la memoria imágenes en blanco y negro con mucha gente reunida y un Fuhrer al fondo gritando.


Algunas reflexiones sobre el tema

Hay una cita, no recuerdo a quién pertenece, que ahora mismo encaja bastante bien: "El pueblo que olvida su Historia está condenado a repetirla". Sin embargo el experimento al que alude la película deja en el aire una pregunta: ¿Es un pueblo tan moldeable como para, manteniendo su memoria colectiva viva e incluso reciente, dejarse llevar y actuar de forma violenta contra otros? No tengo respuesta para ello, pero sí tengo algunos matices cazados al azar en el día a día que me sirven de indicios que podrían apuntar a una posible afirmación. El caso más claro y cercano que se me ocurre ahora mismo es la final del mundial de fútbol. Ahí la identificación con un país, un deporte, unos colores y unos objetivos conllevó el absoluto silencio durante algo más de hora y media en las calles de toda España, para a continuación volcarse en la celebración colectiva durante el resto de la tarde y parte de la noche. Nadie ganaba nada -bueno, salvo el equipo, pero esa es otra historia- pero todo el mundo se apuntaba a celebrarlo en una especie de histeria colectiva. Otro caso que podría valerme aquí es un mitin político, especialmente en las semanas previas a unos comicios. La euforia suele ser contenida, pero aún así se cumplen buena parte de los puntos mencionados en el caso del fútbol.

La conclusión que me permito sacar, acertada o no, es que cualquier pueblo conducido de una determinada forma es capaz de hacer cualquier cosa.

Más atrás hablaba de profesores cuya implicación en la tarea acababa en problemas. En alguna ocasión he tenido ocasión de conocer a maestros y profesores que fueron señalados por algún rasgo o método que en su momento podría considerarse como poco ortodoxo. Alguno de ellos me dio clase. Otros fueron amigos míos. Curiosamente no pretendían vender droga a sus alumnos, ni traficar con pornografía infantil, ni extorsionar a padres a cambio de el aprobado de sus hijos. Su único delito, por el cual en algún caso llegaron a la baja psicológica o a pedir traslados de centro, fue intentar que sus alumnos vieran cosas que no estaban en los libros, o al menos no en esos libros de texto. Querían alumnos lúcidos y despiertos, capaces de atar cabos y desarrollar ideas por sí mismos. Querían ayudar a esos jóvenes a salir del rebaño y evitar que antes o después acabaran convertidos marionetas fácilmente manipulables por políticos y mercachifles varios. Y sin embargo padres y profesores difamaron en contra e hicieron cuanto estuvo en sus manos para que la cadena de montaje de mentes para la industria del siglo XXI siguiera su curso sin interferencias. Todo esto se refleja en cierto modo en los rostros de la gente al final de La ola .

Para terminar, recomendar sin duda a todo el mundo que vea esta película. La cultura en general no resuelve casi nada pero ayuda a comprender casi todo, de la misma forma que esta película en concreto no va a evitar otro Sarajevo, otro Auswitch, otro Belchite, pero puede enseñarnos a ver un poco más allá. A ver cuando la proa del barco empieza a hundirse.

2 comentarios:

  1. Ahora tienes que ver Hoy empieza todo, te advierto que la trama puede resultar un poco lenta pero, espero, que sepas verle la crítica y te encante como a mí.

    No puedo decir nada más sobre esta película, como te dije me pareció muy interesante. Quizás (a esto tengo que darle muchas vueltas), estemos inmersos en un "régimen", hago referencia a la masa que conforma la sociedad en general, estamos "programados" a que nos gusten unas cosas, tengamos actitud positiva ante determinadas situaciones, negativas en otras, nuestra vida tiene que ser de tal forma ... Hay gente que se aparta de este camino pero constantemente tienen que estar luchando con la presión del grupo como, de alguna forma, ocurre en la película. No sé, es una idea de mi mundo paranoide y puede que utópico en el que vivo.

    En definitivas, me alegro que te gustara.

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  2. Por cierto, estoy en la biblioteca de mi amada US y tras hacer el comentario de la presión del grupo y de la sociedad he pensado en que todo está corrupto. Sin querer he volteado la cabeza y me he topado con un libro que se llama "el arte de amargarse en la vida", parece que el libro me llama jaja. Es curioso, intentaré sacarlo algún día de estos.

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